Una nueva y controvertida tecnología permite analizar el cociente intelectual de los embriones, además de otras características que pueden ser preferibles para los futuros padres.
Una empresa estadounidense ofrece a las parejas adineradas que se someten a procedimientos de fecundación ‘in vitro’ elegir a su futuro hijo basándose en predicciones genéticas, en particular sobre el cociente intelectual (CI). Los detalles salieron a la luz gracias a videos encubiertos recogidos por el grupo británico de derechos humanos Hope Not Hate y a una investigación posterior conjunta con el periódico The Guardian.
El objetivo de la ‘start-up’ Heliospect Genomics, que planea cotizar en bolsa en 2025, es ayudar a las parejas con alto poder adquisitivo a la hora de analizar embriones en busca de rasgos deseables, en particular la inteligencia determinada por las puntuaciones de CI, así como el sexo, la estatura, el riesgo de obesidad y enfermedades mentales. Para ello, la empresa utiliza sofisticados algoritmos basados en datos del Biobanco del Reino Unido, al que tiene acceso autorizado. Por 50.000 dólares, los padres pueden probar 100 embriones y decidirse por el mejor.
El equipo mostró al cliente de Hope not Hate su sitio web de pruebas, que aún no está a disposición del público, y afirmó que la elección del más «inteligente» de entre 10 embriones se traduciría en un aumento medio del coeficiente intelectual de más de seis puntos, aunque otras características pueden ser preferibles para los futuros padres.
Dado que los tratamientos de fertilidad están muy regulados en el Reino Unido y las pruebas realizadas a los embriones están legalmente restringidas a una lista de enfermedades graves, la empresa sugirió que podría enviar a los futuros padres al extranjero para los análisis o viajar a Estados Unidos, por ejemplo. La empresa afirma haber ayudado ya a seleccionar embriones para cinco parejas que posteriormente fueron implantados mediante este procedimiento.
La ciencia y la ética
Sin embargo, esta controvertida tecnología plantea interrogantes sobre los aspectos morales de la mejora genética, ya que en este caso representa una selección genética basada en preferencias personales. A este respecto, Hope not Hate mencionó la implicación de algunas figuras destacadas de las comunidades de defensores de la eugenesia, la doctrina de la mejora humana mediante la selección artificial.
Según Katie Hasson, directora asociada del Centro de Genética y Sociedad en California, el gran problema es que «normaliza esta idea de genética ‘superior’ e ‘inferior’.» A este respecto dijo que el despliegue de tales tecnologías «refuerza la creencia de que la desigualdad procede de la biología y no de causas sociales».